Inicio | K-fics | Lau | Rose | Nera | ¡Haz click aquí para ver que se ha actualizado! | ¡Afiliados! |

All over me. (Cap. 2)

Esta vez mi madre ni siquiera se molestó en llamar, sino que entró como Pedro por su casa en mi habitación casi gritando que la cena estaba lista. Si de verdad pensaba que Youngjae y yo estábamos juntos, no sabía porqué hacía algo así, podría haberse encontrado con una situación de lo más embarazosa.

Me levanté y bajé las escaleras con Youngjae siguiéndome de cerca. Hasta sin mirarlo podía sentir su nerviosismo. No era la primera vez que se quedaba a cenar, pero después de haber estado aquella tarde con Daehyun, parecía que le iba a dar un infarto con solo pensar en volver a tenerlo cerca.

Nos sentamos en la mesa, en uno de los extremos, frente a una enorme fuente llena de ensalada y una bandeja de sushi. A Youngjae le encantaba y me había dado cuenta de que daba la casualidad de que cuando él se quedaba a cenar era cuando mi madre lo preparaba. Lo mimaba más que a mi, era totalmente injusto.

Carraspeé intentando esconder una sonrisa cuando Daehyun salió de la cocina y vino hacia la mesa. Traía unos cuantos vasos que fue repartiendo por toda la mesa. Cuando dejó uno de ellos delante de Youngjae, lo miró como esperando que el otro hiciera lo mismo. Pero eso no pasó y tuve que reprimir la risa cuando vi como hacía un puchero y se alejaba volviendo a entrar en la cocina. Estaba incrédula, no entendía absolutamente nada.

Cuando estuvimos todos en la mesa, mis padres empezaron a charlar entre ellos mientras los demás comíamos en silencio. Youngjae tenía la cabeza tan agachada que se iba a comer el plato, tal como había pasado unas horas antes con sus apuntes. Miré disimuladamente a Daehyun y lo vi mirándolo de vez en cuando. Cuando después de un rato no conseguía que mi amigo lo mirara, suspiraba frustrado y miraba a su plato para seguir comiendo. Yo no dejaba de mirarlo confundida, no entendía porqué actuaba así si hasta el día de antes nunca le había dicho ni hola.

La cena pasó rápido y Youngjae prácticamente salió huyendo de mi casa en cuanto se hubo despedido de mi madre, con su mochila marrón sobre los hombros y el sonrojo que llevaba toda la tarde en su cara aún extendido por sus mejillas. Lo saludé con la mano cuando se giró a mirarme antes de girar la esquina y cerré la puerta.

Subí arriba y al pasar por el cuarto de mi primo vi la puerta abierta, por lo que decidí entrar para hablar un rato con él. Me lo encontré asomado a la ventana y en cuanto oyó mis pasos, se retiró rápido casi tropezándose con sus propios pies y se giró a mirarme.

- ¿Q-qué haces?

- ¿Qué haces tú?

- ¿Yo? Nada.

Entrecerré los ojos. Mi primo se estaba comportando de una forma demasiado extraña y quería saber porqué, así que me senté en su cama mientras el iba a su escritorio y encendía su ordenador.

- ¿Por qué te quedas ahí?

- ¿Ahora te cae bien Youngjae?

Se giró a mirarme en cuanto oyó su nombre y sonreí, aunque no sabía muy bien porqué. De alguna manera, estaba viendo a mi primo comportarse de la misma manera en la que Youngjae se comportaba cuando le hablaba de él y quería confirmar si mis sospechas eran ciertas.

- ¿Ahora? Nunca me ha caído mal.

- Nunca has hablado con él, ni lo saludabas.

- Es tu amigo, no el mío, no veo nada de raro en eso.

Lo miré fijamente y se revolvió en su silla incómodo, manteniéndome la mirada.

- ¿Qué?

- Nada.

- Suéltalo.

- ¿Te... agrada Youngjae?

- ¿Qué clase de pregunta es esa?

- Que si te gusta, idiota.

- ¡¿Gustarme?!

Se levantó de una salto haciéndose el ofendido y fue hacia la puerta para cerrarla. Apoyó su espalda en esta y me miró con los ojos entrecerrados.

- ¿Cómo has llegado a esa estúpida conclusión? Solo porque un día lo trato bien ya asumes que el empollón de tu amigo me gusta.

- No es por eso, es que actúas como él cuando está cerca tuya o cuando...

Ups, lo había soltado. Me preguntaba de que manera decidiría Youngjae matarme cuando se enterara de que prácticamente acababa de confesarle a Daehyun que le gustaba.

- ¿Le gusto?

- Yo no he dicho eso.

- Es lo que has dado a entender.

- No vayas a reírte de él o a hacerle ninguna putada ahora que lo sabes o te juro que te la corto.

- ¿Por qué iba a hacer eso?

Miró al suelo. Tenía una expresión adorable y jamás había visto a mi primo así. Aquello me sorprendió.

- Así que te gusta.

- No. Solo porque sea inteligente y simpático y amable con todos y tenga siempre esa estúpida sonrisa adorable que hace que se le alcen las mejillas y den ganas de apretárselas hasta que se le pongan aun más roj... Si, me gusta.

- Lo sabía.

Daehyun me miró mordiendo su labio. Aunque estuviera nervioso por haberme confesado algo así, sabía que podía estar tranquilo. Siempre había sido su mejor amiga y me solía contar como se sentía a menudo. Sabía que podía confiar en mi y que jamás lo juzgaría, que lo apoyaría en todo lo que hiciera.

Fue hacia su escritorio y se sentó frente al ordenador, abriendo el navegador.

- Ven, tienes que ver esto.

Me levanté y me coloqué a su lado, agachándome un poco para poder ver bien la pantalla del ordenador. Entró en facebook y abrió una cuenta que no era la suya. En cuando hubo entrado, me di cuenta de que era la de uno de sus amigos. No de los del instituto, sino un chico que iba con él a clases de canto y al que apenas había visto un par de veces.

- El otro día Jaebum me pidió que abriera su cuenta y que mirara si el profesor de canto le había respondido a un mensaje que le dejó porque el internet de su casa está fallando y al parecer era algo urgente. Cuando entré en sus mensajes vi algo y... no pude evitar leerlo.

- ¿Qué viste?

Daehyun no me respondió, simplemente se fue a los mensajes y buscó entre ellos. Entonces apareció la cara de Youngjae y abrió una conversación que había de las primeras, ya que al parecer hacía apenas unos días de la última vez que habían hablado.

- ¿Se conocen?

- No, es que hay un primo de Youngjae que es amigo de Jaebum y él lo agregó hace unos meses porque le pareció mono. Esa zorra va intentando ligarse a todo lo que se cruza en su camino.

Me reí. Ni siquiera me habría imaginado que Daehyun tuviera un amigo gay. Sinceramente no es que nunca hubiera hablado con él de esos temas, pero en la vida me había imaginado que a él le gustaran también los chicos.

- Minha... Hace tiempo que me gusta Youngjae, pensaba que era simplemente que me parecía guapo pero en plan heterosexual, no se si me explico... El caso es que me gusta y lo he aceptado, pero jamás había pensado que yo pudiera gustarle a él. Sin embargo, cuando leí esto...

Estaba intentando aguantar mi fangirleo, porque si, aquello era digno de ponerme a dar saltitos y gritar como una histérica. Pero me contuve y miré como Daehyun subía hacia arriba yendo a los mensajes más antiguos de la conversación.  Se levantó y fue hacia la cama, dejando que me sentara en la silla. No había demasiados mensajes, así que empecé a leerlos con rapidez.

Aquel chico lo llamaba "monada" y mil cosas cursis que me hicieron fruncir el ceño. Leí las primeras palabras que se intercambiaron, sus saludos y como el otro ya empezaba a ligar con él descaradamente. Arrugué la nariz. Desde luego que el amigo de mi primo iba directamente a por todas. Leí unos cuantos mensajes más en los que se preguntaban cómo estaban y qué estaban haciendo. Comencé a leer con más atención cuando llegué un poco más abajo. Youngjae le decía, en una conversación algo más privada que estaba desanimado porque le gustaba alguien a quien él nunca le iba a gustar. Cuando dijo que era algo complicado porque era primo de su mejor amiga, fue cuando lo entendí todo.

Dejé de leer justo ahí, no parecía haber nada más relevante debajo de eso. Daehyun se dio cuenta de que había terminado de leer así que se tiró de espaldas en la cama y me giré a mirarlo.

- Lo gracioso es que te haya hecho falta esto para darte cuenta de que le gustas cuando el pobre no puede evitar ser taaaaaaaaaan obvio.

- Pensaba que se sentía intimidado o algo, no se.

Fui junto a él y me senté en la cama a su lado, dándole con el codo en las costillas, lo que hizo que empezara a reírse. Se alejó rápido y su gesto cambió. Miró al ordenador con odio y frunció los labios.

- Lo peor es que el idiota de Jaebum lleva semanas pidiéndole una cita a Youngjae y la última vez que hablaron aceptó. ¡¿Cómo se atreve a intentar quitármelo?! ¡Es mío, desgraciado!

Rodé en la cama presa de un ataque de risa. Iba a acabar con agujetas por reírme tanto ese día, pero es que no podía parar. Daehyun se cruzó de brazos y me miró mal, justo como Youngjae había hecho esa tarde mientras me reía de él.

- Te confieso todo esto y te ríes de mi, eres un asco de prima.

- Lo siento, lo siento.

Me senté en la cama y respiré hondo, intentando ponerme en situación. En realidad debía tomármelo menos a risa, a mi primo le gustaba alguien y estaba sufriendo porque acababa de enterarse de que era algo correspondido y no sabía que hacer. Y además que su querido amigo fuera a tener una cita con él, debía ser algo de lo más desagradable.

- ¿Pensabas declararte esta tarde cuando le has pedido que venga?

- No, solo quería tenerlo cerca un rato y ver como actuaba. En realidad me he desilusionado, apenas me ha mirado a los ojos un par de veces y no me hablaba más de lo necesario aunque intentaba sacarle conversación. Mi Jae es cruel conmigo, no debería actuar así si le gusto.

Reprimí la risa al oír eso de "mi Jae". Daehyun parecía un adolescente enamorado hablando del chico que le gusta (en realidad lo era) y todo era demasiado gracioso como para ser verdad. Pero a la vez era bonito, solo que en ese momento no podía verlo tanto de esa manera. Era mi primo, casi como mi hermano, no esperéis que me lo tome demasiado en serio.

- No se imagina que puedas gustarle, es solo eso. Sabe que has salido con chicas y-

- Eso no tiene nada que ver, he abierto los ojos.

- Si, bueno. Pues eso.

- No vuelvas a reírte.

- No lo iba a hacer. Oye, Youngjae a veces puede ser tan tonto como tú así que o se lo das masticadito o en la vida va a entender que tu forma de comportarte dice a gritos que te gusta. Solo una chica inteligente como yo podría darse cuenta porque, sinceramente, a veces los chicos sois bastante cortitos.

- Bien, voy a decírselo.

- ¡Eh, eh! ¿A donde vas? ¿Quieres matarlo? Ahora mismo debe estar haciendo la croqueta en su cama y todavía sonrojado por solo haber pasado quince minutos a tu lado. Dale tiempo y no seas tan rápido.

- ¿Y... como se lo digo?

- Eso ya es asunto tuyo.

Me levanté de la cama y le di unos golpecitos a mi primo en el hombro a modo de despedida. Fui hacia la puerta y la abrí.

- ¿Le gustan las flores?

Y ahí ya no pude más y estallé riéndome tan fuerte que mi madre me preguntó desde el salón que pasaba. Seguí riéndome hasta llegar a mi cuarto y me tiré en la cama. Un cojín me dio en la cabeza y me giré para mirar a mi primo que estaba en la puerta de mi cuarto, mirándome tan mal que si las miradas mataran ya habría muerto una decena de veces. No podía evitarlo. En vez de fangirlear, opté por reírme hasta que no pude más, sabiendo que al día siguiente me levantaría con agujetas.